Agustín Rossi presentó en el Senado nacional un proyecto de ley para crear la “Universidad de la Defensa Nacional”, con la intención de fusionar los institutos que operan bajo la órbita del Ministerio de Defensa y de las Fuerzas Armadas. Es decir, Rossi quiere que la formación militar migre al régimen de las universidades, con sus famosas “autonomía” y “cogobierno”. El curioso proyecto ganó estado público no por sus elogios.

Mempo Giardinelli sostuvo ayer en su columna de Página/12 que la creación de esta “universidad” es “absolutamente insostenible” y que, de imponerse, “nacerá fallada desde lo esencial”. Giardinelli no se mordió la lengua: “Imagínense a un mayor o coronel votando sin consultar y en desacuerdo con la opinión de un general”, se mofó sin poder evitar difundir que “en las comisiones del Congreso las discusiones intramuros son tan feroces como graciosas”.

La propuesta parlamentaria lleva el sello de una “reestructuración de la formación en las fuerzas armadas” y pretende terminar con la “autonomización” de las distintas fuerzas, los “contenidos diferentes o incongruentes” y los “programas desactualizados” en la formación de los militares, según se consigna en el texto presentado por el Poder Ejecutivo.

Se crearían Facultades para las distintas fuerzas: ejército, aérea, armada, y así. Se designaría a un rector organizador, se organizaría un Consejo de Dirección, un Consejo Consultivo de Gestión y un Consejo Consultivo, todos integrados por civiles y representantes de las fuerzas armadas.

LPO consultó a diputados del kirchnerismo, a miembros de Carta Abierta y a ex funcionarios del Ministerio de Defensa: todos evitaron dar su opinión. La tensión es evidente.

Quien aceptó hablar fue Stella Maris Leverberg, aunque se limitó a una declaración hecha: “Hay que atender a todas las opiniones –dijo-. Todo lo que refiere a la apertura de universidades lo considero una responsabilidad legítima del estado”. Leverberg confirmó que el proyecto forma parte del temario que está siendo abordado en la comisión de Educación del Senado.

Si el proyecto prospera, en Diputados el diálogo será todavía más áspero. Allí hay históricos representantes del ámbito de la educación superior que ya despuntan posibles modificaciones, o más bien lo descartan de plano. En tanto, la comisión de Educación permanece sin la participación de la oposición tras el veto del kirchnerismo a la presidencia de Julio Cobos.